jueves, 28 de abril de 2016

Un recorrido por la historia olímpica en el COE


         El Señor Conrado Durántez, Presidente de la Academia Olímpica Española y de la Asociación Panibérica de Academias Olímpicas,   realmente quiso y supo llegar al alma de los alrededor de ciento cincuenta jóvenes congregados el pasado lunes, 25 de abril, en la sede madrileña del COE. Y no sólo logró transmitir su enthousiasmós a este nutrido grupo de adolescentes, sino también a todos los profesores y allegados que tuvimos la fortuna de participar en ese rito iniciático que fue la lección magistral de un hombre excelente. Fue riguroso en sus palabras, en sus ideas y en su tiempo y mostró que su conocimiento y defensa de los valores del olimpismo son en él un ejercicio de coherencia, un paradigma de racionalidad y vivencia.  


         Hizo un recorrido impecable y cabal por lo que ha supuesto en la historia de la humanidad el espíritu deportivo y olímpico. Empezó lógicamente por su nacimiento en la Hélade, donde, como argumentó, importaba mucho y por igual el cultivo del cuerpo y el del alma, la belleza interior y la exterior. Dedicó una buena parte de su discurso precisamente a evidenciar que en Grecia, allá por el año 776 a. C., nacieron los Juegos Olímpicos, pero también que ahí está la cuna del pensamiento occidental. No dejó de hacer en todo momento elogios a esta civilización bañada por las aguas del mar Egeo y a quienes la defienden, la apoyan y se esfuerzan por mantenerla y no olvidarla.
      
     
        Supo también ilustrar su argumentación con algunos detalles sugerentes, como el relativo al filósofo griego Platón, que no ha pasado a la historia con su verdadero nombre, Aristocles, sino con el apodo que le puso su profesor de gimnasia, precisamente por la anchura de su espalda. Aludió asimismo a la impropia costumbre de denominar en la modernidad «Olimpiadas» a los Juegos Olímpicos y, como novedad, habló de sus investigaciones acerca del papel que tradicionalmente se le ha atribuido al emperador romano Teodosio I, nuestro compatriota, por entenderse que fue él quien prohibió la celebración de estos juegos. Defendía el Sr. Durántez esto como un error histórico, pues sólo sería responsable de eliminar del calendario el modo de fechar los acontecimientos, refiriéndose a uno de los cuatro años de cada olimpiada, entre unos Juegos Olímpicos  y los siguientes.


      Midiendo bien sus tiempos, quiso dedicar un espacio importante de su exposición a estos Juegos en la modernidad y a su fundador, Pierre de Coubertin, que tanto trabajó para que pudieran volver a celebrarse en 1896 en Atenas y para restaurar los valores iniciales que promovían, los fines educativos y las relaciones pacíficas  y constructivas entre los diferentes pueblos. Mencionó algunos ejemplos concretos de personas con un protagonismo verdadero en estos Juegos Olímpicos modernos, como el  corredor americano Jesse Owens, que consiguió cuatro medallas de oro en los de Berlín, u otros atletas que son ejemplo de autosuperación, como el arquero paralímpico español Antonio Rebollo, que lanzó una flecha encendida para encender el pebetero de los Juegos de Barcelona de 1992.

     


        Ojalá los jóvenes, que en todo momento fueron modelo de comportamiento y educación, y los no tan jóvenes seamos capaces de tomar la antorcha de lo que este espíritu olímpico significa y de pasarla a las nuevas generaciones.





Ángeles Patiño

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