Posible corredora de los Juegos Hereos |
Realizar la selección de nuestro once masculino inicial fue difícil, teniendo en cuenta que en la antigua Grecia el deporte era especialmente cosa de hombres y había muchos ejemplos míticos entre los que elegir. Sin embargo, las mujeres también se ejercitaban físicamente (sobre todo en Esparta) y aunque sus competiciones estuvieran siempre indisolublemente unidas al culto -especialmente como rituales iniciáticos antes de convertirse en esposas-, practicaban al menos la carrera, el salto, la lucha, y los lanzamientos de disco y de jabalina, es decir, el pentatlo completo.
Más peligrosas eran las prácticas de Cirene según Píndaro (Pítica IX, 18 ss.), pues empleaba la espada o las flechas contra las fieras salvajes de los valles del Pelión. No es raro que en ella se fijara Apolo mientras Cirene luchaba contra un león sin arma alguna, la llevara al otro lado del mar a fundar una ciudad "afamada por sus juegos" y engendrara con ella un hijo.
Pero nuestro ejemplo mítico más destacado es, sin duda, Atalanta, la única participante femenina en la célebre cacería del jabalí de Calidón, causante involuntaria de los sucesos que culminaron con la muerte de Meleagro, quien albergaba en su ánimo el deseo de unirse a tan portentosa mujer. Y es que a Atalanta, en los juegos fúnebres en honor de Pelias, no pudo vencerla en la lucha ni el mismo Peleo, padre de Aquiles (Apolodoro III 9,2). En la carrera, tampoco podían derrotarla los pretendientes que aspiraban a su mano, hasta que llegó Hipómenes (o Melanión) y, con la ayuda de las manzanas de Afrodita, consiguió sacarle la ventaja que salvó -al menos de momento- su vida.
Atalanta lucha con Peleo |
Las principales competiciones deportivas femeninas de las que tenemos noticias históricas (Pausanias 5.16.2-3) tenían lugar en Olimpia, en los Juegos Hereos, fundados por Hipodamía, quien, en compañía de 16 mujeres, ofrendó su peplo a la diosa tras contraer su deseado matrimonio con Pélope. Otras dos figuras femeninas míticas están, finalmente, relacionadas con la institución de dos de los grandes juegos deportivos, pero por causas totalmente ajenas a su voluntad: Ino con los Juegos Ístmicos (Pausanias III 4, 2-3), e Hipsípila con los Juegos Nemeos (Apolodoro III 6,4).
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